Dentro de la visita en la vieja ciudad, la amurallada, podemos aprovechar para subir a la explanada de las Mezquitas y conocer de cerca el Domo de la Roca y la mezquita de El Aksa (no es posible entrar, es solo para musulmanes). En el camino de la Vía Dolorosa, merece la pena el Litostrotos de las Hermanas de Sion, en la Iglesia griega ortodoxa de la prisión de Cristo y de Barrabas, como también la Iglesia Armenia Católica de la estación IV, para visitar la Capilla de Meditación, diseñada por un artista polaco.
Vale la pena visitar el Museo de la Torre de David, donde por la noche hay un espectáculo increíble y único, proyectado en los antiguos muros de la ciudad, sobre la historia de Jerusalén, desde la creación hasta el siglo XX. También desde la puerta de Iaffo se puede hacer un recorrido sobre las murallas de la ciudad, viendo los diferentes barrios (armenio, cristiano, judío y musulmán) desde lo alto.
No debe faltar en la vista de la antigua Jerusalén, el degustar de los platos típicos entre las callejuelas y los mercados: un buen plato de «humus» en Abu Shukri o Lina, un «shawarma» de carne de pavo o ternera, un «falafel», o un plato dulce de masa de hojaldre en Zalatimos o un típico «Knafe» con un café árabe en el Muristan.
Comments